2 CORINTIOS 3:18
“En la medida en que el Espíritu de Señor
opera en nosotros, nos parecemos más a él y reflejamos más su gloria”
Solo el Espíritu Santo tiene el
poder para hacer los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. Este
proceso se llama santificación. No puedes reproducir el carácter de Jesús si
dependes de tu propia fuerza. Por el contrario, debes confiar y prestar
atención al Espíritu que mora en nosotros.
Sin embargo, el Espíritu Santo
libera su poder en el momento en que das un paso de fe. Dios espera que actúes
primero. Dios también usa su Palabra, su
pueblo y las circunstancias para moldearnos. La palabra de Dios nos provee la
verdad que necesitamos para crecer, el pueblo de Dios nos brinda el apoyo que
necesitamos para crecer, y las circunstancias son el entorno donde practicar el
carácter de Cristo.
1 JUAN 3:2
“Pero sabemos que cuando él
venga, seremos como él, porque lo veremos como él realmente es.”
Llegar a ser como Cristo es un
proceso de crecimiento largo y lento.
La madurez espiritual no es
instantánea ni automática; es un desarrollo gradual y progresivo que llevará el
resto de tu vida. Nuestra transformación espiritual en cuanto al desarrollo de
carácter de Jesús se completará cuando lleguemos al cielo o cuando Jesús
vuelva.
Cuando al fin podamos ver a Jesús
perfectamente, llegaremos a ser exactamente como él. Jesús quiere hacernos como
él mismo antes de llevarnos al cielo. Este es nuestro privilegio principal,
nuestra responsabilidad inmediata y nuestro destino final.
Como crecemos
ROMANOS
12:2
“Cambien su manera de pensar para
que así cambien su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es
decir, lo que es bueno, lo que es grato, lo que es perfecto.”
En cuanto decidas con seriedad
llegar a ser semejante a Cristo, deberás empezar a actuar de una manera nueva.
Tendrás que abandonar algunas rutinas viejas, desarrollar hábitos nuevos y cambiar
intencionalmente tu manera de pensar. Hay dos partes en el crecimiento
espiritual: llevar a cabo y producir. El llevar a cabo es nuestra
responsabilidad, el producir es el papel que desempeña Dios. El crecimiento
espiritual es un esfuerzo de colaboración entre nosotros y el Espíritu Santo.
FILIPENSES 2: 12-13
“Lleven a cabo su salvación con
temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad”
ROMANOS 12:2
“Dejen que Dios los transforme en una nueva
persona, cambiando su forma de pensar. “
El primer paso en el crecimiento
espiritual es empezar por cambiar la manera de pensar. La manera en que pienses
determinará cómo te sientes, y cómo te sientes influirá en cómo actúas. Para
ser como Cristo debes desarrollar tu mente. El Nuevo Testamento llama a este
cambio mental arrepentimiento, que en griego literalmente significa cambiar tu
mentalidad. Arrepentirse significa cambiar tu manera de pensar: acerca de Dios
con respecto a ti mismo, al pecado, a otras personas, a la vida, a tu futuro y
a todo lo demás. Asumes la actitud de Cristo y su perspectiva.
1 CORINTIOS 13:11
“Cuando llegué a ser adulto, dejé
atrás las cosas de niño.”
Pensar como Jesús presenta dos
facetas. La primera faceta de este cambio mental consiste en dejar los
pensamientos inmaduros, los cuales son egoístas. La segunda faceta para pensar
como Jesús consiste en que empieces a meditar con madurez, enfocándote en
otros, no en ti mismo. Pensar en los demás es la esencia de ser semejantes a
Cristo y la mejor evidencia del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar
es antinatural, va en contra de nuestra cultura, es rara y difícil. La única
forma de aprender a pensar así es que nuestra mente se llene con la Palabra de
Dios.
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