Marcos 14:32
Este es uno de los evangelios que relata el crucial momento
de prueba en que Jesús se sintió aterrorizado. Por cierto, era Dios hecho
carne. Todo lo que sufrió, lo sufrió en condición de hombre. El sabía que venía
la hora de su muerte, de esa brutal agonía y derramamiento de sangre
-Padre, traspasa si es posible este vaso de mí
¡Qué dolor, qué soledad sintió el Señor! Fue tanto así que
oró postrado al suelo. Su cabeza tocó la tierra, su sudor fue el aceite de su
espíritu que se imprimió allí, en ese mismo lugar donde se imprimían las
aceitunas en el jardín de Getsemaní.
Jesús sabía que su muerte sería tremendamente dolorosa,
sabía de esas espinas, sabía que le escupirían. El cumpliría las Escrituras al
pie de la letra. Toda esta agonía fue aún más grande cuando volvió a donde
estaban los discípulos que lo acompañaron y los encontró durmiendo. Su soledad
era completa.
Entonces volvió al lugar y oró pidiendo lo mismo a su Padre,
pero siempre pidiéndole que se hiciera Su voluntad. Fue así que en dos
oportunidades más volvió adonde sus discípulos y los halló durmiendo. Jesús
sufrió allí solo, nadie le acompañó en su angustia. Ese fue el preparativo de
lo que vendría: su muerte.
Jesús llevó sobre si nuestros pecados, los cargó y solo.
Nadie le ayudó y he ahí el gran ejemplo de valor, la prueba que Jesús pasó.
Siempre Jesús cumplió la voluntad de su Padre, y antes de morir sus palabras
son claras:
- Consumado es, en tus manos encomiendo mi espíritu
Es claro Jesús hizo la voluntad del Padre y le entregó su
espíritu en una muestra de plena confianza. El murió en forma voluntaria y su
agonía y dolor se transformó en la seguridad de que vencería la muerte y
¡alabado sea DIOS porque así fue! Jesús resucitó, y ahora está a la diestra del
Padre.
Nos dejó el gran ejemplo: si queremos superar las pruebas,
debemos cumplir la voluntad de Dios, aún si estamos solos y sin apoyo. Dios
está ahí y nos sostendrá. Si queremos pasar una prueba hagamos como Jesús.
Pidamos que Dios haga su voluntad y nos transforme a su parecer
Fue tan grande el amor de Jesús que dio su vida y triunfó
con fe por ti y por mí.
Si te sientes solo, ten fe y dile a Dios: "Has tu
voluntad en mi vida". Hermano, así tu fe volverá, triunfarás e imitarás al
Maestro, Jesús el modelo de vida.
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